miércoles, 15 de mayo de 2013

La historia interminable III.


Siguiendo con la historia interminable, les iré contando, qué es lo que ha ido pasando con el resto de los expedientes que fui proponiendo en su día.



Y es que, salvo el que se presentase en fecha 28 de septiembre de 2.010 y nº registro de entrada 7032, que fue el siguiente que se abrió después del de la gasolina, todos los demás expedientes, se encuentran en los dispensarios de papel higiénico de los aseos varios de las diferentes dependencias del Ayuntamiento, o formando parte de la decoración del despacho del Sr. Secretario, camuflados entre los miles de millones de papeles amontonados kilometricamente a lo alto, a ver si con un poco de suerte, vuelcan, y así, tardamos en encontrarlos un poquito más, si se diese el caso hipotético de que alguien, alguien importante, los pidiese.





Les contaré, que el primer expediente que le propuse a Dª Pilar contra el Cabo Paulino, por el tema de la gasolina, casi me cuesta mi puesto de la Concejalía de Seguridad.

Resulta  que la Sra. Alcaldesa, al recibir mi propuesta por escrito en Junta de Gobierno, de la que por supuesto no quedó reflejado nada en el acta, decidió que era hora de cambiarme a otra concejalía.

Desde luego que a mi no me parecía nada bien el cambio, ya que sólo llevaba 6 meses en el cargo, y había dedicado mucho esfuerzo y trabajo para hacerme con una concejalía de la que desconocía absolutamente todo, y de la que tengo que reconocer no quise en un principio, por entender que según mi preparación podría ser más útil en cualquier otra, pero que al poco tiempo, acabaría fascinándome.

A Medio Ambiente me mandaban.

Todavía recuerdo las palabras del Sr. Coba: - Por tu bien, y por el de todos, Maite, tienes que dejar esta Concejalía.


   


Pero quiso la providencia que no me fuera, y gracias a la voces de la Villanueva, que hizo público en el pleno que el Paulino se estaba echando la gasolina en su coche particular, y sacó las fotocopias de los tickets que casualmente nombraba y presentaba yo en mi propuesta de expediente, esas fotocopias que según comentaba Dª Carmen, alguien se las dejó en el buzón de su casa, pues gracias a eso, me quedé. ( Como siempre, parasitando cuando ya está el trabajo hecho. Pero en fin, a mi, en ese momento, me vino de perlas,  y si no es por ese alguien, que le diese a la Villlanueva esa información, que ya estaba investigada, ahora yo estaría... pues vete tu a saber donde estaría..., la habría liado con los pájaros seguro...).


 

             

Entonces, como ya a era muy descarao echarme a mi, y que se quedase el pollo, cuando ya sabían todos del escandalo, no tuvo mas remedio la Pili, que dejarme dónde estaba, y no mover ficha. .

Se la envainó la Pili.

Reculó pa tras.

Y me quedé con mis chicos, unos cuantos meses más.

Hasta el segundo intento de expulsión del Gran Hermano...


 






1 comentario:

  1. Este sainete tragicómico que nos cuentas por entregas con protagonistas demasiado habituales, debería haberse conocido por el Juzgado de San Lorenzo que instruyo el caso del Cabo Paulino (por el momento preferimos seguir confiando en la justicia) Todo ello es el trasfondo de una realidad kafkiana similares a las conocidas habitualmente en el solar de la política con minúscula.
    La sociedad debe responder a esta mentira emponzoñada de miserias que atrapa a algunos políticos acompañados del entramado funcionarial subyacente, acostumbrado a convivir con el tapadillo a mejor salario. ¡Cuánto trabajo queda por hacer a los jóvenes para sanear el patio de vecindad¡
    Es cierto que los concejales de la oposición deben ponerse manos a la obra para intentar salvar los muebles, antes que la ciudadanía termine empleando otras medidas indeseables que pueden llegar a ser imprescindibles para salvar los muebles de la institución democrática.

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