lunes, 28 de julio de 2014

Recordando algunos cuentos infantiles.

Iba Caperucita caminado alegremente hacia  el pleno a sentarse en su sitio habitual, cuando de repente...

...¡zas!, el lobo.


Allí estaba, lobALFno. 

De risas, en la sillita de Caperucita, con esas orejas tan grandes, para escucharte mejor, con esos ojos tan grandes, para verte mejor, y con esa bocaza tan grande, para vocalizar mejor, y para soltar sandeces y estupideces, mejor que mejor. 

No sabemos si cumpliendo acuerdo cerrado en el almuerzo, concretado por su Majestad Alteza Real,  por simples y llanas ganas de provocar propias, o para amenizar la falta de contenido plenaria y suplir la apatía de la tarde promoviendo alteraciones varias, como si a una función de títeres burlones se asistiese, o es que serán las terminaciones nerviosas que ya asoman por la epidermis cual ramificaciones de la mata de habas, la del Juan, que intentan agarrarse a cualquier cosa que pillen, para seguir creciendo.

En cualquier caso, se cumplió el objetivo, a la vista del escandalo trifulquero final. Faltaron las navajas y las hostias, y algún que otro Orfidal, pero no dudo en que a tenor de la agresividad creciente, podamos llegar a contemplar las tortas, antes de que acabe esta legislatura. 

Anda errante por la sala, LobALFno, cual Ricitos de Oro en aquel otro cuento, probando en cual de las butacas tendrá su posadera mejor encuentro, ya que desde que se quedó sin su silla, hace tiempo, en cada pleno a algún espectador anda persiguiendo. 


(Traducción simultanea: Mas o menos salvo error u omisión para nada intencionado, sintetizando, y en resumen, dice, hay solo dos sillas, y tres monstruos ¿cual  será el ultimo monstruo superviviente? .)

Mientras tanto desde el estrado, Cruela y Morgana, se divierten mazo, pasándose notitas como en el cole, y partiéndose la caja, tonta, no se de qué. Humor Consistorio debe ser, entendible únicamente por los cuentistas.

Y mientras mi mente pensaba por qué no elegí las fabes para el almuerzo, un "Tu te callas bonita",  me susurró  el lobALFno, al más puro estilo Machito Iberico y Corleonico. Así como una especie de Megamix de lo mejor de las dos culturas.

¡Que lástima, pobrino!.

¿Ves como te obedezco?

Y como en todo  cuento que se precie, hay un hechizo, allí va mi encantamiento:

Sapos y culebras
cola de ratón
cuando la campana suene 
desaparecerán las dos.

Al lobalfno, ni cuenta, que ya está muerto, y de otro encantamiento por cierto.




(Traducción simultanea: salvo error u omisión para nada intencionado, sintetizando, y en resumen dice, ahora quedan dos monstruos, Y UNA SILLA, Uno de vosotros conseguirá la silla, y el otro NO sobrevivirá..)

Y colorín colorado, este cuento sa cabado.

Aaahhh, y comimos perdices...




No hay comentarios:

Publicar un comentario